“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas.”
FABIAN POLOSECKI (1964-1996)

domingo, 11 de abril de 2010

TODO AMOR ES POLÍTICO

Ese amor fue anómico, el de anoche, el de las otras noches, el de las noches que vendrán. Aunque no sé si fue amor, quizá un amorío. Pero al menos hubo, dirían los teóricos, "una correspondencia empírica en la admiración dispensada entre ambos cuerpos".
Le diste un beso impensado y la descolocaste. Si no le gustaba, te pegaba una cachetada y te ibas. El riesgo era mínimo. Tan sólo algunos dedos tatuadas en la mejilla por unas horas.
Pero, tal como pensaste, dudó. Te puso cara rara, como de taxista sin gps, después apretó la mandíbula y mostró una mirada cómplice, cargada de silencios. Ahí nomás vino el segundo beso, aún más firme. Y es que la duda es el terreno más propicio para que juegen los audaces. Si agarró viaje, ya está. No hay vuelta atrás. Y así fue. Ambos decidieron jugar sin reglas, al menos no con las viejas reglas conocidas, esas que hablan de la corrección política en el arte de la seducción. Cuando se entra en el terreno del todo vale, no hay constitución, no hay estado de derecho, hay estado de desesperación, reina la anarquía, cuando les quemás el manual en la cara, ellas también están jugadas, ellas tampoco sabrán qué hacer. No hay apego a la norma, hay apego a la broma. Y el remate viene así: "el amor no gobierna ni delibera, sino a través de sus amantes." Es lo más parecido a una democracia perfecta.
Se fueron de la mano sabiendo que lo de ellos duraría lo que un gobierno no peronista en el sillón de Rivadavia. Demasiado poco tiempo como para andar poniéndose títulos. Pero se los veía felices, dibujando en el aire esas muecas efímeras que confunden a los escépticos. "Vamos despacio", le dijo. Ella no supo a qué se refería.