Estaba más fría y más lluviosa que entonces. Pero el encanto no lo pierde la muy desgraciada. No me quería dejar ir, pero me escapé. Voy a volver cuando menos se lo imagine.
En invierno no te podés meter al mar, pero sí disfrutarlo. Las calles se caminan mejor, sin la pegatina con olor a cebolla que sale del metro los días calurosos. El tufo le da paso a un viento fresco que endereza el pecho y tuerce los cabellos.
Con calor, frío, más o menos lluvia, estás siempre igual de buena.
Lo afirmo de nuevo: "en esta ciudad viviría" (es la única que me arrancó semejante aseveración hasta el momento)
No hay comentarios:
Publicar un comentario