“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas.”
FABIAN POLOSECKI (1964-1996)

martes, 24 de noviembre de 2009

MEMORIA

No te olvides de los ojos llenos de arena
De los labios partidos por el viento de tu cara
De las veces que enmudeciste y ese instante duró lo mismo que un domingo plano y nublado de agosto

No te olvides de los ojos furiosos que parecían cavar agujeros para sentarse dentro de los míos
tómale fotos mentales y guárdalas para siempre
asegúrate de llevarlos siempre contigo
es tu obligación ponerlos a resguardo de la muerte

No hables del pasado, si nuestro pasado se está pasando ahora,
se está dando en el presente
Ya lo sabes, lo hemos hablado miles de veces
el Tiempo no existe, todo es presente

Sí. Esas que no puedes responder, alguien las llamó preguntas retóricas.
Me gustan más que los sandwiches de miga y aquí va la última

¿No te duele la planta de los pies?
Es que anoche soñé que corrías y corrías sin parar.
Llegabas tarde a ninguna parte
Abrazabas pedazos de aire desparramados
y el viento envolvía tu cuerpo como el de un fantasma maratónico

Y tu sonrisa tenía destellos infinitos
como si la memoria fuese una hoja en blanco
que vas llenando con el correr de los días

Y para eso no te hizo falta ningún formulario
ni pruebas psicofísicas,
ni estudios de mercado

Eso es lo que tiene de bueno la felicidad
Nadie le pide papeles
porque a nadie puede engañar.

EL CIELO YA TIENE QUIEN LE COMENTE LOS PARTIDOS DEL DOMINGO



"Qué tal amigos, bienvenidos a Sucesos deportivos y a la cadena del gol", así empezaba cada transmisión deportiva el hombre que cubrió todos los mundiales de fútbol desde Chile en 1962.
Murió ayer a los 77 años.
Puteado, respetado, pero siempre querido. Dueño indiscutible de los domingos.
Quedarán en la memoria de todos los cordobeses los latiguillos pegadizos, esos que deletreaba con precisión de orfebre y entonación de cantante de bolero. Esos que te hacían parar de la silla y acercar la radio a la oreja:
"se ve venir el gol","es una pelota de gol","hay olor a gol", "enooooorme jugada".
Era cordobés hasta la médula. Uno de los tipos que mejor explicaba el fútbol. Era claro y profundo. No se quedaba en la lectura superficial, resultadista. Iba a fondo y si tenía que cortar cabeza, lo hacía.
Las hinchadas lo pedían, como si fuera un jugador más:"che brizuela,hacenos la gauchada, decinos por la radio que esta es una hinchada"
Su estilo, inconfundible: Mezclaba en sus comentarios la picardía callejera con la literatura universal, el folclore de barrio con las reflexiones de un intelectual. Una vez dijo, después de un 0-0 entre Talleres y Belgrano: "Fue un partido kafkiano,un clásico que prometía ser arrollador y terminó siendo de una mediocridad absoluta. La metamorfosis menos pensada. Por eso la gente silba y putea. Y está bien que lo hagan. Este no fue un espectáculo deportivo, fue una exhibición para el olvido".
Ese era el negro Brizuela. Lo vamos a extrañar. Va a faltar una voz los domingos. Una voz indispensable.

lunes, 23 de noviembre de 2009

EL OMBLIGO LLENO DE AGUA


Conversación registrada a las 10.45 am. Calle Castro Barros al 800- Boedo.

PEATÓN: Señora, no derroche agua... cierre la canilla.
VIEJA DE MIERDA: Si, mijo, sí. Tiene razón. (El agua seguía saliendo por la manguera mientras la señora charlaba con un vecino, escoba en mano.)

El peatón camina diez metros y se frena. Da media vuelta y la situación seguía igual. El peatón vuelve a la carga.

PEATÓN: Señora, ¿va a seguir tirando agua? No sabe los problemas que hay con el agua. Si quiere seguir charlando, vaya a cerrar la canilla.
VIEJA DE MIERDA: Sí, soy muy consciente de los problemas que hay.
PEATÓN: ¿Y entonces? ¿Por qué no cierra el agua de una vez?
VIEJA DE MIERDA: Pero, no. Tengo la canilla a una cuadra, qué quiere que vaya ahora a apagarla.
PEATÓN: Sí, señora, vaya ahora.
VIEJA DE MIERDA: Pero no, no ve que tengo que sacar esta mancha que no sale (hundía la escoba en la baldosa.) y además la caca de los perros…
PEATÓN: Pero traiga un balde señora, no es necesario que derroche así el agua.
VIEJA DE MIERDA: No, con un balde eso no sale. Además yo pago el agua que gasto, usted no se preocupe.
PEATÓN: Sí, me preocupo. Su plata no vale más que la de las personas que también pagan y no les sale una gota. Después se queja de los políticos, y usted… ¿Qué hace por los demás? ¿Por qué no colabora? ¿No le da vergüenza ser tan iresponsable?

La discusión subía de tono: La señora le dijo “señorito cabrón” “vaya a ver los del lavadero de la vuelta como tiran agua”, “déjeme tranquila”, etc. El peatón siguió insistiendo en el uso racional del agua y se despachó con frases como las que siguen.
“ en córdoba usted iría presa por irresponsable”, “no puede malgastar el agua así”, “ojalá se ahogue en el agua que paga”.

Con las venas inflamadas el peatón se retiró del lugar. La señora seguía regando, con la mirada clavada en el suelo.
A los cinco minutos el peatón regresa con un policía. El uniformado “aconseja” a la propietaria del domicilio derrochón que cierre el grifo. “Debe tener conciencia, si no lo hace por usted, hágalo por el resto. No me obligue a labrarle una acta.”, se despachó el hombre de gorra.
Asustada, la señora obedeció. Tiró la escoba sobre la vereda y partió al fondo del patio.
El policía tomó por un lado. El peatón por el otro. Las venas de este último ya habían vuelto a su estado pre derroche hídrico. La señora que lustraba la vereda-pelopincho se guardó adentro de su casa.
Imagino que mañana, cuando salga a baldear la vereda, pensará dos veces antes de jugar al Acqua gym al frente de su domicilio.

viernes, 13 de noviembre de 2009

DOS

- Lo sé, necesitamos ser dos.
- Pero ¿por qué dos? ¿Por qué dos palabras para decir una misma cosa?
- Es que quien la dice es siempre el otro.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

SIGA A ESAS PIERNAS


La desconocida encara el viento y desafía a las calles como taxistas en la madrugada.
Es que las polleras cortas, como cien balazos en la frente, me matan.
Suenan tiros en la espalda, y me doy vuelta.
Te pido que corras.
Corre, corre, corre y cuenta cuantos lunares cuelgan de allí arriba.

Síguela, síguela y fíjate en su cuello.
Fíjate su boca siempre abierta, con puntos suspensivos como un final de Felini.
Todo lo que asciende, converge. Y todo lo que -no- toco se convierte en sueños.

Ese cuello. Mira lo que es ese cuello. ¿Y sabes por qué lo gira tanto? Cree que es un caleidoscopio y cuando mira el ojo que la mira, ríe. Y apura su marcha.
La manera de hacerse cargo de su encanto, es aumentar la cantidad de pasos por baldosa dejada atrás.

Y los cabellos largos que salen fuera del marco de la ventana de su cara. Que no se la ve, pero la lleva, como esas linternas que alumbran el paso del que tantea las tinieblas.

Su espalda habló. Como si dijera: “es un corazón lleno de viento. Cúbrete el pelo y entra”.
Pensé que cuando uno va rumbo a la paciencia hay espaldas que le dan letra. Sólo hay que tener oídos con más imaginación que las caderas de la que parece largar vocales debajo de la nuca.

Cércala con la mirada, atosígala con las cejas levantadas, atorméntala con pasos firmes de tren de carga. Dile a sus tobillos en lenguaje a ras del piso que no vuele como una golondrina que trafica primaveras.

Esas faldas que se mueven como dos cortinas de papel sopladas por todo el viento que se puede juntar en una esquina sin edificios.

Finitas como hilos de espermatozoides atados a una armadura sempiterna.

Dile que se detenga, carajo. Pregúntale a dónde va tan apurada. ¿O acaso todavía hay gente que se enamora de sombras con taco aguja?

Dobló en la esquina. Te dije que la siguieras.
Se hizo sombra tan pronto como detuvo a ese taxi.

Lo que tienen las sombras desconocidas es que uno no tiene a quien ir a reclamarle.
Esas sombras pesadas que pueden levantar un cadáver y dejarlo boca abajo.

ESPEJISMOS

Algo nace frente a los espejos
Algo comienza con un suspiro
Hay secretos olvidados que se vuelven permanentes frente a su rostro
Es que el pasado vuelve como un eructo.

Y la noche está cerca, y tu aliento se siente
Y todo se empaña
Dedos que, como rifles, disparan palabras mudas.

Y el cristal se parte con tus ojos severos
cierras tu puño y gritas.

No es cierto, no, eso de que las lágrima del tiempo secan con el tiempo
Menos para los tipos duros que ríen y lloran escondiéndose en el ropero
y se acuerdan de su pasado pero ya no saben dónde está.