Hay lugares que de tan comunes se vuelven ridículos. No hablo de espacios físicos sino de frases hechas, clichés oxidados, aforismos que huelen a ropero de tía viuda. Esos molestan más que dos muelas de juicio pugnando por mudarse de barrio.
Resulta que me preguntaba si estaba loco. Resulta que yo le retrucaba pidiéndole a gritos que me definiera normalidad. Y se calló. Titubeó, primero. Pero después el silencio que amordazó su lengua fue lo más parecido a la justicia.
Alguien canta por lo bajo. Es una canción que no se debería escuchar en un volumen muy alto. Pero deberíamos saber que alguien la canta.
¿Estoy loco o sólo tengo sueño?
¿Es cierto que quiero volar sin alas?
¿Estoy loco o tú me hablas de madrugada?
¿Estoy loco o las palabras que ya nadie usa van a parar a las estrellas?
Esto podría cantarlo Charly, pienso.
¿Soy o me hago? ¿miento o me mienten?
¿Ríes o sueño que ríes?
Me han dicho los angeles, anoche, que estás dispuesta a perder el tiempo conmigo, ¿es verdad?
Las preguntas sin respuestas no deberían llevar signos de interrogación.
La canción que nadie se anima a cantar es para los que silban bajito y besan en voz alta.
2 comentarios:
Es la primera vez que tropiezo con tu blog. Escribo mi comentario en la entrada más reciente porque está más a mano, pero la verdad me encanta lo que escribís. Siempre consideré que es dificil escribir algo hermoso con palabras y expresiones propias de una charla de café. Le da un toque sencillo, inocente, casi parece que "salió de casualidad"... tal vez lo hizo. No sé, pero también le da un tinte especial, como recordándonos que el enigma universal se esconde en un cristal de azucar. Muy lindo lo que haces, saludos!
Gracias por los halagos.
Y tu blog... desapareció???
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