“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas.”
FABIAN POLOSECKI (1964-1996)

domingo, 6 de diciembre de 2009

EL HOMBRE QUE LE SACA FOTOS AL ALMA

Es como un cuello perfecto al que le entran todas las miserias, penas, llantos y dudas del mundo.
Es una sensación de amnistía generalizada que ingresa por los ojos y se anuda como un ovillo en el centro del pecho.
Se acomodan en fila y dejan un surco lo más parecido a la eternidad.
Los pies se hunden en la arena y se mezclan con la espuma fría de un mar
que cachetea caracoles huérfanos. Las lágrimas, obreras fieles para que ese paisaje nunca deje de humedecer.

El dolor tiene siempre frío y la felicidad transpira de calor. Allí adentro, en ese hueco profundo como las caderas de las olas, se chocan las bufandas de uno y las gotas de sudor del otro. Se dan la mano y conviven hasta que una ráfaga de viento los parte en partes desiguales.

La bola de nieve se anticipa. Entra, irrumpe, descoloca. Rompe todo. Los meses tiritan al compás de árboles secos que no dejan de moverse. Y los relojes, tapados de hojas mudas que gritan cansadas, ya no saben hacia qué esquina correr en busca de la puntualidad.
- Me voy de acá, susurra el hombre que tiene el rostro pintado de sepia y que lleva dos ojos de búho colgados sobre la terraza de la memoria.
- Me voy a otro sueño donde no haya tanto frío. Ni tanto dolor.

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