“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas.”
FABIAN POLOSECKI (1964-1996)

miércoles, 9 de diciembre de 2009

SOL

Hoy pienso en la eterna presencia del sol. Esa prepotencia lumínica que te deja finito. Esa destreza que nos hace creer que cada día es diferente. En definitiva, su habilidad para cambiar el mundo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

él

Si tuviese un impulso de desobediencia
tal vez encontraría en el anonimato
su refugio una carta que no se escribió.

Quizás el poeta se quedó sin manos
pero no sin verso.


yo

Esa botella escucharía cómo la leo
en voz alta y borracha.
Jugando a que sólo por una noche
dos desconocidos pueden ser más.


los dos

Poco importan los nombres
en noches de frío.
Empapadas de ron.
Empapadas de vos.
Con gusto a primera vez.

Anónimo dijo...

BARQUILLOS EN LA SIEN

(Antes que nada, salí afuera. Si la luna tiembla en la vereda, es que todo va bien).

Dicen que los seres anónimos están acostumbrados a recibir saludos de cumpleaños de gente sin nombre, sin cara, sin tiempo.
Que son como pájaros, dicen, que al no poder llamarlos por su nombre nunca los podés atrapar. Y se escapan siempre, y cuando más les gritás, más alto vuelan.
Por eso optan por el silencio, que es como un sueño donde la gente abre la boca y de ahí no sale ningún sonido.
En cada balbuceo, como burbujas de detergente, escupen fantasmas que deambulan por tu cabeza. Porque varias noches entran en una noche.
Y cuando los días se vuelvan rubios por fuera y transparentes por dentro, dan una vuelta completa al cielo y se quedan espiando lo que pasa abajo.
Ahí, en esa playa apiñada de cuerpos bronceados y olas pisadas, algo les encandila la vista.
Es el tambor de un vendedor de barquillos que gira como una calesita diabólica y cae siempre en el mismo lugar, justo donde no hay nombre, ni número, ni letra. Sólo tu cara.

(Volvé a salir afuera. Si sigue temblando en la vereda, abrazála).