ella
Si aquella botella de ron
no fuese analfabeta
ya me habría
escrito una carta.
O pedido un rescate.
O hablado de vos.
yo
Si tuviera que escribirle, lo haría
con una letra inentendible. A propósito.
Como un poeta que se quedó sin manos
y sólo le queda el aliento húmedo de las noches heladas.
O, mejor, con letra de médico ruso.
De doctorcito trotskista
que cree que la
revolución se hace recetando
drogas viejas de farmacias que ya no existen.
los dos
La receta no lleva nombre.
Da igual que seas
anónima o que sigas con frío.
Para eso están el
ron y los abrazos.
2 comentarios:
Feliz día, profesor.
Te abrazo.
Pd. Por favor no desaparezcas de acá, quiero seguir leyéndote
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