“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas.”
FABIAN POLOSECKI (1964-1996)

domingo, 18 de mayo de 2008

CUANDO LA POLÍTICA SE HACE AGUA

Zygmunt Bauman es un pensador polaco. Tiene más de 80 años y no le teme a la reflexión y al análisis. Sus teorías sobre las sociedades líquidas es materia de estudio en muchas universidades del planeta. Argumenta: "Nuestro mundo avanza vertiginosamente pero sin rumbo, cambia compulsivamente pero sin consistencia. No hay tiempo para que las cosas echen raíces."
En este contexto, la política sale a la escena pública con otra vestimenta: ya no porta un vestido de seda largo, apenas lleva un camisa desabrochada y fuera del pantalón. Está en boca de todos, en manos de nadie.
La liquidez "baumaniana" hace que la política pase a ser una solucionadora de problemas urgentes. Ya, todo ya, ahora. Como si el reclamo desesperado de ciudadanos solitarios, desmovilizados y apremiados, estuviese auspiciado por el Boston Medical Group. Las peticiones ciudadanas funcionan como eyaculaciones precoces, apenas matizada por un maquillaje republicano.
Y en el afán incesante de buscar soluciones rápidas a problemas complejos, aparecen los líderes todoterreno, los comodines, los personajes mediáticos, subidos a la ola política por un golpe de suerte.
A priori son outsiders, ajenos al mundillo de la cosa pública. Provienen de la música: Palito Ortega, Riky Maravilla, del deporte: Lole Reuteman, Pichi Campana, Daniel Scioli, Mauricio Macri. Y en todos estos casos traen consigo más reconocimiento público que cualquier político tradicional. Y es por esta cualidad que los partidos, famélicos de líderes convocantes y populares, recurren a ellos, los "no politicos".
Es decir, despolitizando a la politica, se cree que se contribuye a mejorarla. Grave error. Se frivoliza, se banaliza, se vacía de contenido.
La opinión pública, enemistada con los discursos anquilosados de los políticos de barricada, unidad básica y comité, buscan nuevas caras, nuevas voces, nuevas ideas. Creen acertar cuando eligen a un Scioli o a un Macri. Son emergentes de una clase política que jamás leyó lo que significaba el "que se vayan todos". Son caras nuevas, apolíticos, con 100% de reconocimiento público en todo el país y relativamente buena imágen. Representan, nada más y nada menos, los dos distritos más importantes de la Argentina.
Tienen, ambos, como principal bandera proselitista la "GESTIÓN". "Vamos a gestionar. La gente está harta de promesas. Quiere soluciones, no discursos". En estas tres frases se resume el pensamiento macro de ambos. Prometen ser agentes especializados en solcuionar los problemas de la gente. Sostienen, además, que la ideología no les importa. Que las categorías "izquierda-derecha" son obsoletas, y que la única ideología válida es el pragmatismo: HACER. La pregunta es, ¿se puede HACER, sin SER, previamente algo, alguien?
Ambos, tanto Scioli como Macri, son los prototipos de la nueva política en la Argentina. Son el cambio. La cara visible de lo que vendrá. Lideres carismáticos, televisivos, sin contenido, pura cáscara, portadores de slogans penetrantes y discursos reiterativos sin esencia.
Positivo, turismo, solidaridad, esfuerzo, trabajo, sacrificio, gestión, solución. Por sí solas, no dicen nada. Son palabras sueltas, no describen nada si no estan acompañadas de aquello que se quiere describir. Pero de la boca de estos nuevos líderes líquidos posmodernos, todo suena dulce y posible. Conforman el discurso básico, raso, prosaico del falso pragmatismo. No es que no tengan ideología, la esconden. Se niegan a decirlo, a enfrentar un debate, a hacer pública sus convcciones. Temen, en el fondo, que los desnuden públicamente, que le samarreen sus neuronas y no se les caiga ni una sola idea.

Inspirado en ellos, el anciano polaco, que sigue pensando, dispara el tiro del final, como postre sólido y contundente ante semejante realidad líquida: "La utopía de la modernidad se ha convertido en blanco y presa de llaneros, cazadores y tramposos solitarios: uno de los muchos trofeos de la conquista y la anexión de lo público a lo privado".

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