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Carson McCullers murió a los cinceunta años de un ataque cardíaco. Antes tuvo tres ataques cerebrales, que la dejó paralizada de un costado, y un cáncer de mama. Y así y todo, reía.
Dicen que junto a William Faulkner (que espera su turno con Palmeras Salvajes al borde de la cama) fueron los dos mejores exponentes de la narrativa del sur de Estados Unidos.
Esta muchacha, a quien descubrí el domingo en una librería de Corrientes,escribió a los 23 su primera novela: El corazón es un cazador solitario.
Así empieza el libro que leo de "arroró" literario hace dos noches:
"En la ciudad había dos mudos, y siempre estaban juntos. Cada mañana a primera hora salían de la casa en que vivían y, cogidos del brazo, bajaban por la calle en dirección al trabajo. Los dos amigos eran muy diferentes. El que siempre encabezaba la marcha era un griego obeso y soñador. (...)El otro mudo era alto, y en sus ojos brillaba una expresión vivaz, inteligente. Vestía siempre de forma inmaculada y sobria".
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