“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas.”
FABIAN POLOSECKI (1964-1996)

domingo, 29 de marzo de 2009

YOÍSMO



La última vez que amenazó con suicidarse sólo se rasguñó las rodillas. Se trepó a lo más alto de su ego y se lanzó al vacío con las manos cubriéndose la cara.
Siempre decía lo mismo. Era parte de su ritual discursivo. Me retracto. No decía siempre lo mismo. El sujeto de sus relatos era siempre el mismo. Mejor dicho, era siempre la misma. Ella, Ella, Ella, Ella, Ella. Siempre Ella. A decir de ella: yo-yo-yo-yo-yo. Pero para mí es ella, y para ella es yo.

Siempre la ví como un cítrico. Ácida,llamativa y jugosa. Me hubiera gustado que fuese más redonda, como una naranja, y no tan cuadrada.
¿Qué sucederá el día que se prohíba usar las dos letras que más pronuncia en su vida? Dejará la "y" y la "o" para hablar de "a mí", "me dijeron", "me contaron",etc.
No dudará en responderse "io", cuando se autopregunte: ¿espejito, espejito quién es el cítrico más cuadradito?

Su voz es un eco. No habla, repite. No conversa, monologa. No ama, la aman. No llora, la contienen. No lagrimea, suda chorros de narcisismo dulce.
Además le gusta trozar sus pensamientos como si fueran una naranja. Los pela, los corta y después los exprime. Su cabeza gira y el jugo fluye.

Todo sería más fácil si se tratara de ella sola. Pero no. La muy desgraciada viene acompañada. La sigue muy de cerca un tipo de tres letras: E (este) G (gil) O (odioso). Sí, el ego. Ese gil odioso.

Después que se fue la ambulancia, la casa parecía más grande. Tomó el vaso de agua de un solo saque y me pidió que la tapara. A los dos minutos respiraba fuerte como un inflador. Las cortinas corridas hacían del living un espacio acorde para mirar el techo en posición horizontal.

El teléfono no los despertó.

- Pero... ¿ella está bien?, preguntaron del otro lado del teléfono.
- Sí. Ahora duerme, pero está mejor.
- ¿Y se va a quedar ahí?
- Sí, obvio. La acosté en el sillón para que estén más cómodos.
- ¿Estén? ¿Quiénes?
- Ellos, los suicidas, le dije y corté.
Me fui a la cocina y pensé en voz alta. Qué suerte que la dejé. Qué bueno que encontró alguien que la quiera en serio. Yo ahí no vuelvo más. Que se arreglen ellos. Dos es un buen número para el que ama. Se los ve tan bien juntos, diría que son como una sola persona. Dos en uno. Como los shampoo que traen acondicionador.
Es la primera vez, fue lo último que dije en la cocina, que dormirá sola estando acompañada.

No se animó. De nuevo, sólo se rasguñó. Es más fuerte que ella. Y lo sabe.

5 comentarios:

Mai dijo...

de dónde lo sacaste a este?

Anónimo dijo...

Te quieroooooooooo...........

y cuando escribís así, más.

Cocó.

Ferdydurke dijo...

Coca: GRACIAS.
Capitana: que de dónde lo saqué? De acá adentro, de dónde lo voy a sacar. Besos.

Mai dijo...

wena!!!!!

D. Cute dijo...

Ahi va el revoleo sutil de mi alpargata. Me gusto mucho lo que escribiste. Mira si me habra gustado que deje de estudiar para detenerme a leerlo.
Llegue a tu blog simplemente porque un chino se quiso tirar de un puente y otro chino lo empujo porque cortaba el transito, buscando esa noticia llegue a la imagen de un citrico suicida y heme aqui XD
ahora si me voy a estudiar, definitivamente si XD