“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas.”
FABIAN POLOSECKI (1964-1996)

viernes, 12 de junio de 2009

APARECIÓ OLIVERIO


Encontré- por esa fobia a ver la biblioteca con pelusas- un libro de tapas blandas y hojas amarillentas. Lo compré en Plaza Italia a $12 apenas llegué a Buenos Aires. Era uno de esos domingos que salía a caminar disimulando lo inmensa que me sentaba la ciudad.
Nunca lo leí. Ahora pienso que fue porque no sabía de su existencia. Esa es la ventaja de tener pelusas en la biblioteca. Cuando te decidís a "plumerear" lomo por lomo aparecen esas sorpresas formidables. Y ahí es cuando apareció; sacuediendo el polvillo que olía a sótano, Espantapájaros, de Oliverio Girondo. Un poeta injustamente poco conocido. Como tantas otras injusticias en la materia.
Leí "Veinte poemas para ser leídos en el tranvía" en un colectivo semicama que iba de Salamanca hacia Madrid. Me gustó tanto que a mi regreso a Salamanca le dije a la bibliotecaria si tenían las obras completas. El No fue rotundo. Me fue difícil encontrar algo de él. Salvo en contadas librerías de la calle Corrientes, que siempre que me decían que Sí yo andaba sin un mango, está jodido dar con algún librito del gran Oliverio. Sé que Losada editó sus obras. Por ahí hay que hacer la búsqueda. Y vale la pena.

El tipo/a que lo leyó antes que llegue a mis manos marcó con un trazo fino de lápiz el siguiente fragmento. De haberlo leído entonces, seguramente yo habría apretado más fuerte el lápiz.
"Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay diferencia sustancial entre vivir con una vaca que con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedreste, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando."

Espantapájaros,1932

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gran sensibilidad en el fragmento que marcó el que anduvo antes por ese libro que ahora descansa en tu biblioteca. Leo, cuando no lo hago por mis ojos, por medio de tu gran sensibilidad...