“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas.”
FABIAN POLOSECKI (1964-1996)

jueves, 27 de agosto de 2009

LUMBRE

Los perros románticos se quedan afónicos cada noche.
Y es que la luna es grande y le ladran sin parar.
Como un espejo sucio, se reconocen y se alejan.

Pero le siguen ladrando.
Y el corazón, como sus tripas jadeantes, suena a balacera.
En la noche cerrada sólo hay un ojo abierto.
Mantener los ojos abiertos durante la noche,
eso es cosa de Gángster. Atento y empedernido.

La luna los conoce, les tiene lástima y no les apaga la luz nunca.
Les alumbra la nuca hasta que sus voces se apagan por completo.

Ahí, cuando todos descansan, queda flotando en el aire
el sonido húmedo de un ladrido iluminado y frío. Helado.

Y la noche que vendrá mañana se despereza.
Estira los brazos y da contra un manchón anaranjado.

Nadie olvida que los perros románticos se quedan afónicos cada noche.
Y se marchan cabizbajos, como muchachos ciegos que descargaron su furia
para siempre.

Tiritando, mirando el suelo,tragando saliva, masticando su propia locura.
Una carcajada alta como una jirafa los envuelve y los saca del horizonte. Para siempre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dicen que cuando alguien te hace sonreír fuerte, con esas sonrisas que no se borran por un rato, ese alguien lo puede sentir, casi como si te viera, aunque esté a miles de kilómetros de distancia.

Digo que las sonrisas son el presente del pasado, la mejor encarnación de un buen recuerdo. Digo también, que son el presente del futuro, o lo más real de una situación imaginaria.

Quisiera escucharlo leer en voz alta alguna burbuja que flote en su cabeza. Porque varias noches entran en una noche, es verdad.


(La luna sigue temblando.
Pero ya no hace frío, no es de noche; ni siquiera es invierno.

Sólo quiere que, por un rato, la abrace el sol)

Anónimo dijo...

La luna sigue temblando mientras ella dice que no.