Rimbaud vuelve a casa
(pero los enfants terribles no tienen casa).
La poesía ni le sirve ni le importa.
Mejor aprender a morir que aprender a leer,
le dice a Verlaine
en mil novecientos noventa y uno.
Bolaño le corrije el noventa y dos:
mejor aprender a leer que aprender a morir:
Mucho mejor
Y más importante
La alfabetización
Que el arduo aprendizaje
De la Muerte
Aquélla te acompañará toda la vida
E incluso te proporcionará
Alegrías
Y una o dos desgracias ciertas
Aprender a morir
En cambio
Aprender a mirar cara a cara
A la Pelona
Sólo te servirá durante un rato
El breve instante
De verdad y asco
Y después nunca más
Epílogo y Moraleja: Morir es más importante que leer, pero dura mucho menos. Podríase objetar que vivir es morir cada día. O que leer es aprender a morir, oblicuamente. Para finalizar, y como en tantas cosas, el ejemplo sigue siendo Stevenson. Leer es aprender a morir, pero también es aprender a ser feliz, a ser valiente.
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