“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas.”
FABIAN POLOSECKI (1964-1996)

miércoles, 24 de junio de 2009

¿?

Cuando lo obvio se vulgariza, se vuelve grotesco y ya no queda nada.
¿Y qué queda cuando nada queda?
Já. Qué pregunta más obvia. Qué respuesta más vulgar.

lunes, 15 de junio de 2009

BOLAÑO O LA TEORÍA DE LA CASA AMUEBLADA



Es imposible ser el mismo después de leer a Bolaño. Voy a ser más específico. Es imposible ser el mismo después de leer Los detectives salvajes. Lo terminé a las cuatro de la mañana y me quedé con la boca abierta y recién la volví a cerrar a las cuatro y cinco más o menos.
Al principio, intimida. Son 609 páginas que espantarían a cualquier prejuicioso que da veredictos literarios poniendo los libros en una balanza de farmacia.
Hay que armarse de paciencia y por sobre todas las cosas estar abierto a la sorpresa constante. Dejarse llevar y no tener miedo si en algún momento sentís un cosquilleo en el cuero. Es que este hijueputa se te mete en los huesos y pensás que son hormigas. Pero no. Es la pluma de esta bestia que te acaricia las tripas con su estilo y sus historias.

Abunda en la técnica de las cajas chinas, con infinitas sub tramas cargadas de suspenso, realismo y humor. Todo está envuelto por un chasis vestido de thriller feroz que te va chupando de a poquito. Es un collage exquisito que armás en tu cabeza y en tus pies y en tus ojos. No exagero. A este libro lo leés con todo el cuerpo. Sí, con todo.
El estilo sin anestesia supone golpes de efecto en cada renglón, cachetazos en cada párrafo y una buena trompada en el mentón por página leída.
Es violento, directo, soberbio. Es como el hilo de Ariadna que vas estirando desde la página 1 a la 609. Es border, renovador y transgresor pero nunca pierde de vista la verosimilitud interior que un relato- a priori inverosímil- neceista.
Es como esos departamentos amueblados hasta los flecos en el que solamente tenés que poner la ropa en el placard y entrás a vivir. Llave en mano o como se llame. Esto es igual, te metés adentro del libro y no tenés que preocuparte por nada extrínseco al relato: está todo ahí. Y eso es lo que más miedo da.

Dicen que es la versión menos filosófica-romántica de la Rayuela de Cortázar. En Bolaño la realidad es más cruda y no tan metafísica. Es cierto que las dos obras cumplen con las cualidades de ser ambiciosas, globales, totalizadoras, imprescindibles. Pero, por ahora, ahí no me quiero meter. Ni en pedo. Estoy en la etapa de disfrutar- y empezar a entender- a este monstruo y no para andar trazando diferencias con otro genio del género. Ya habrá tiempo para comparar. Primero hay que tomar aire y respirar hondo, porque si hay algún efecto colateral comprobado que produce el cannabis bolañiano es que corta la respiración.

En fin. Por hoy está bien. Sólo una reflexión final:
Siempre me pareció una pregunta vacía y sin mucho sentido, esa que machaca interrogando: ¿Qué libro llevarías a una isla desierta? Bueno, loco. Ya está. Encontré la respuesta. Ahora seguro que nadie me lo pregunta. Por las dudas ya la tengo en la punta de la lengua...

viernes, 12 de junio de 2009

APARECIÓ OLIVERIO


Encontré- por esa fobia a ver la biblioteca con pelusas- un libro de tapas blandas y hojas amarillentas. Lo compré en Plaza Italia a $12 apenas llegué a Buenos Aires. Era uno de esos domingos que salía a caminar disimulando lo inmensa que me sentaba la ciudad.
Nunca lo leí. Ahora pienso que fue porque no sabía de su existencia. Esa es la ventaja de tener pelusas en la biblioteca. Cuando te decidís a "plumerear" lomo por lomo aparecen esas sorpresas formidables. Y ahí es cuando apareció; sacuediendo el polvillo que olía a sótano, Espantapájaros, de Oliverio Girondo. Un poeta injustamente poco conocido. Como tantas otras injusticias en la materia.
Leí "Veinte poemas para ser leídos en el tranvía" en un colectivo semicama que iba de Salamanca hacia Madrid. Me gustó tanto que a mi regreso a Salamanca le dije a la bibliotecaria si tenían las obras completas. El No fue rotundo. Me fue difícil encontrar algo de él. Salvo en contadas librerías de la calle Corrientes, que siempre que me decían que Sí yo andaba sin un mango, está jodido dar con algún librito del gran Oliverio. Sé que Losada editó sus obras. Por ahí hay que hacer la búsqueda. Y vale la pena.

El tipo/a que lo leyó antes que llegue a mis manos marcó con un trazo fino de lápiz el siguiente fragmento. De haberlo leído entonces, seguramente yo habría apretado más fuerte el lápiz.
"Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay diferencia sustancial entre vivir con una vaca que con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedreste, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando."

Espantapájaros,1932

miércoles, 10 de junio de 2009

VALS DEL FALSO RETORNO (¿bailamos?)



Lo primero que quiero preguntarle es/ por qué se acerca si esto que suena es para bailar sólo/ a lo sumo con la propia sombra.

Allá lejos y hace tiempo /tan lejos como la semana pasada
me acordé de la furia con la que gritaban sus ojos
era de noche/ siempre la furia camina de noche y con la boca seca.

Y se acercaba para bailar conmigo/no le alcanzaba con su sombra.

Y ahora parece que vuelve/en sueños envueltos en papel celofán
no los abro/hay una voz que me dice que no vuelva a pisar el palito/
la ratita retrocede y no entra/con más dudas que certezas se cruza de manos en la puerta/ y no entra.

A ella que le daba lo mismo un caramelo de menta que un beso mojado/ ahora pide revancha/ justo ahora que aprendí a pitar sin ella.

No es cuestión de tiempo/¿acaso somos todos relojeros?/ la vida es más compleja
que dos agujas y doce números/ pero se acerca y te abriga con la impunidad de una bufanda tejida a mano.

Aunque sí/ cuando caminás con las manos en los bolsillos por la calle ancha y el viento te bautiza la frente a palazos secos/ ahí sí que todo parece simple.

Sabe que esto que suena/ ahora sólo va el piano/ después entrará el clarinete/ y al final
Esa voz enorme/ de ese negro gigante como un traje de un detective gordo/ sabe que esto no es para dos.

Pero pienso que ahora es tarde/ no me agarres las manos
no me empujes hacia vos.

Tampoco valen las disculpas por la tardanza a una cita que se planeó con siglos de anticipación/ no se puede llegar tarde al entierro de sí mismo/ menos si sabías de antemano que no ibas a morir.

No me pidas minutos ni segundos/menos horas/no lo hagas.

Justo ahora que elegí mirar una carrera de tortugas con mi reloj de arena en la mano/
no me pidas la hora/justo ahora/que logré hacer anillos de humo sin vos y nadie me mira.

Esto no es un tango/ en esta baldosa no hacen falta dos/ si aquel era el sentimiento triste que se baila/ esta es la melodía más alegre y egoísta del mundo/ y por eso no bailo con vos./ Escuchá qué bien suena.

Como el discurso de los caracoles cuando lo acercás a tu oreja/te convence enseguida que ese cascarón está hecho de olas que rompen y no mojan/ esta música se parece a ese exquisito engaño en forma de espiral/es la música que no es/ es la voz que te conquista sin tocar una nota.

¿Y esto se canta?/¿y esto se baila?/¿A qué hora termina este bodrio?
Todas esas preguntas que sabés no tienen respuesta/ las hacés porque llegaste tarde/
Y porque ya nadie quiere bailar con vos/ ni tu sombra/ ni la mía.

Nunca entendió eso de la puntualidad/ y eso que le gustaba hablar del tiempo y sus miserias/ muchas cosas nunca entendió/ pero fue una la que más me dolió/
eso que me cansaba de repetirle/ esa historia idílica que le susurraba al oído/
esa que hablaba de tener la cabeza fría y los pies calientes/
eso sí que nunca lo entendió.

Jamás habrá respuesta sobre ese tema/ que cómo se baila esto/ no preguntes cuándo.

No me hables de esperas/que no me queda ni un centímetro de paciencia
Ni se te ocurra hacerlo ahora/ por más que sea de noche/ y tus ojos vuelvan a estallar de furia/ estoy sólo y miro el suelo/ y las tortugas correr/ ahora no/ que estoy empezando a entender cómo es esto de fabricar anillos en el aire que no entran en tus dedos/ eso es lo que más me gusta de vos/ saber que no volvés/ por miedo a entenderme.

Ahora fumo sólo/bailo sólo/ y por suerte tengo carrera de tortugas para rato/ no me preocupa eso que tanto te ponía nerviosa/ el tiempo lo manejo yo/ cuando el relojito se quede sin arena/ lo daré vuelta/ y las tortugas seguirán corriendo/ y yo seguiré fumando/tomándome mi propio tiempo.

jueves, 4 de junio de 2009

ESPÍA


El bondi, como los bares y las plazas, todavía es un lugar en el que se puede escribir mientras ves a todos andar. Menos uno, que decidió sentarse para ver a todos moverse.
Tres cuadras antes de tocar el timbre puse el punto final. La vecina de asiento pispeaba, pero giré el hombro derecho y la amenacé de muerte con el codo. No pudo leer nada. Tampoco hubiera entendido la letra.
La ventaja-o desventaja- es que la pc no conoce fronteras caligráficas. Para ella todos escribimos en Times New Roman 12. Eso hubiera querido la señora del cuello largo que se bajó vaya a saber en qué parada de la línea 92.
Aunque ella jamás lo sabrá, el muchacho del codo protector, escribió:

"Era el mayor acto de fe que había hecho en su vida. Seguía creyendo en ella aunque el sol de la mañana le azotaba puñetes a su frente. Había dos pedazos de él en aquella vereda. Uno seguía esperándola con ansias. El otro ya sabía que jamás vendría. Los dos formaban la metáfora perfecta de los amores ridículos: el que espera sentado el invisible andar de la obsesión.
La esperó mojado, acurrucado en una esquina como un caracol que asoma la cabeza para ver quien viene."

martes, 2 de junio de 2009

TA TODO BAJO CONTROL


Este señor es el culpable de la falta de actualización de este espacio. Todo sea por una causa noble: ser licenciado, uau.
Ya falta menos. Vayan abriendo el vermucito que en breve está lista la tesis. Good show!
Un adelanto exclusivo: como no podía ser de otra manera, la hoja dedicada a los agradecimientos resumirá en 7 (siete)sentidas palabras mi más profunda congratulación para quien fue la verdadera artífice de este trabajo de investigación.
Sin ella, nada de esto hubiera sido posible.
Escribiré; en arial 12, texto justificado, letra negrita y cursiva: "A Betty Sarlo, por su apoyo incondicional."