“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas.”
FABIAN POLOSECKI (1964-1996)

domingo, 8 de febrero de 2009

DOS MUJERES, UN CAMINO



No se trata de una remake de la telenovela que hizo célebere al "hombre-sprayatte" Erik Estrada.
Son dos veteranas que están igual de buenas que cuando las vi por fotos hace años. No las conocía pero me habían hablado mucho de ambas.
París, como dijo Vila Matas, "no se acaba nunca" y Roma, qué decir de ella, si todos los caminos conducen hacia allá.
La primera es mágica y encantadora. Te seducen sus puentes, parques y callecitas. La otra es imponente. Te atrapan los pedazos de historia que te tropezás al recorrerla.
Iba con una imagen mental de París. La que aprendí a ir formando como un rompecabezas a medida que leía Rayuela. Caminar y perderse es la mejor forma de conocerla. Museos, monumentos, parques, puentes, plazas, librerías, cafeterías y cementerios. Todo a un paso lento, con los ojos bien abiertos y las manos libres para pellizcarte por si todavía no lo podés creer.
No me di cuenta que Roma era Roma, hasta que levanté la vista y me topé con el Coliseo. Es como si los libros de historia que leíamos en la secundaria cobraran forma de calles, edificios, monumentos, iglesias y ruinas.
No es que no pueda elegir una, pero como toda mujer... cada cual tiene su encanto. Con París me casaría y tendría hijos. Y les pondría nombre de filósofos, pintores y escritores. Roma sería la amante perfecta. Pero no le dejaría descendencia, demasiado tiene con semejante pasado la pobre. Y su enorme experiencia me ayudaría a no equivocarme. Me daría consejos, me contaría historias, me recitaría discuros de emperadores.
Con París me iría a tomar un café, de la mano caminaríamos por el Sena, y cuando caiga el sol me leería un poema de Rimbaud.
Son dos mujeres especiales las que acabo de conocer. Tienen hasta dos vocales cada una. En las consonantes no se han puesto de acuerdo. Pero jamás las sentaría a las dos en la misma mesa. No podrían convivir Sartre y Julio César, Baudelaire y Nerón, De Gaulle y Gramsci, Napoleón y Garibaldi.
Las prefiero por separado, cada una luciendo el atuendo que mejor le va al cuerpo.
París se maquilla, se pinta los labios y te recibe perfumada. Roma te deja la puerta abierta, mientras se cocina la pasta y termina de ducharse.

5 comentarios:

Leila dijo...

jajaj! evidentemente te gustan los clásicos. Somos dos. Junto a la capital de Escocia son mis 3 favoritas.
Raro eso de que las ciudades sean pensadas en femenino...Una curiosidad ,"viaje" en Portugues tb es femenino.

Faltó año nuevo en Praga. Sale la próxima , heredero de Kafka?=)

Que termine muy bien esta gran experiencia!!! saludos!

Mai dijo...

jajajaja.
muy buena la idea de la personificación.

por otro lado: polígamo en potencia o inconformista crónico.

beso!

Anónimo dijo...

Polígamo en potencia por potenciales inconformidades

Anónimo dijo...

Para Ernesto París fue una fiesta que lo acompañó siempre (y los Ernestos suelen ser sabios)...

Debe ser una fiesta mágica, en verdad.

Catalina

Anónimo dijo...

inconformista crónico... diria yo

cuando volves???
hace rato que no te veo conectado.
un abrazo fuerte
yo, desaparecida en accion