“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas.”
FABIAN POLOSECKI (1964-1996)

lunes, 14 de julio de 2008

Un médico a la derecha, por favor...

Ayer me encontré con un amigo que hacía mucho que no veía. Al menos unos cinco años. Me dio alegria verlo aunque me hubiera gustado que sea en otra circunstancia. Sigue tan alto y desgarbado como siempre. Lleva una melena recogida y unos anteojos con marcos negros, típicos de adolescente tardío que estudia cine y lleva un libro de Brecht bajo el brazo cuando entra al subte. Aunque él ni estudia cine ni lee al gran Bertold.
La cosa empezó así: Un tipo se desplomó de golpe en la boca del subte D en tribunales. Mientras una señora muy movediza llamó desde su celular a emergencias, yo abanicaba al hombre (ya de color grisáceo) con un ejemplar gratuito del diairo La Razón. Algun grito de desesperación aislado, pero todo fue en calma. Ya habían pasado dos formaciones, y no subí a ninguna. Me había preocupado por el hombre que yacía en el piso y quería esperar a los médicos.
De repente llega Alfredo con su impecable guardapolvo celeste portando un maletín negro y acompañado de una colega demaisado bonita como para andar siempre apurada y cubriendo emergencias.
Me dio un abrazo, dejó el maletín en el piso mientras su compañera atendía al moribundo.
- ¿Cómo andás, cabeza? Tanto tiempo!, ¿Qué es de tu vida? disparó el joven residente que carga con cara de cinéfilo preocupado porque falta un año para el próximo BAFICI.
La joven, bella y dispuesta doctora revisó al paciente que recuperaba de a poco la vista.
Otra vez llegó el subte. Pasó la tercera formación. Alfredo agarró su valija, me palmeó el hombro y fue en busca de su paciente.
-Ya está, ya está. Fue sólo un susto. Un principio de claustrofobia, amigo, le dijo alfredo mientras le daba 10 pesos para que se tomara un taxi. Por hoy, no vuelva a casa en subte ni en bondi, ¿estamos?
Siempre fue igual. Ocurrente y pragmático. Pero jamás, nunca, sospeché que mi amigo, el médico con cara de cineasta volado, me dijera semejante cosa:
-Bueno, loco, espero verte en la marcha de mañana eh. No te cortes, mandame mensajito cualquier cosa, nos vemos.
Me quedé helado. Pensé de golpe en tres cosas. Primero: los 10 pesos que le dio al moribundo usuario del subte no le van a alcanzar de mucho; ¿se habrá enterado Alfredo "Woody" Jarast que la bajada de bandera subió a $3.80?
Segundo: ¿Se comerá "el alfredo" a ese bomboncito que tiene como partner para las urgencias?
Tercero: ¿ A qué marcha irá mañana? ¿En qué plaza me esperará? ¿A qué número de teléfono le mandaré el sms?

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