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Siempre pensé que solo perdían aviones los boludos, los despistados, los "colgados". O todo eso junto. Hay dos opciones: o acabo de ingresar en la categoría de boludo-despistado-colgado ó simplemente cualquier mortal puede llegar tarde al aeropuerto, perder su vuelo, pagar la multa correspondiente y esperar con la bronca contenida en las mandíbulas que salga el próximo.
YOUR FLIGHT IS CLOSE. SORRY. TOO LATE, TOO LATE. THE SYSTEM CLOSE 5 MINUTES AGO. YOU CANT DO THE CHECK IN. SORRY.
Con esas palabras, Kristine, una rubia que parecía peinada con una escuadra, nos advirtió que el próximo vuelo de Ryanair salía dentro de exactamente 24 horas. Y había que pagar una multa por haber perdido el vuelo. Había otro en Air Lingus que se iba a 250. "Paso", le dije en un inglés comechingonizado. "I will buy de ticket for tomorrow". Mi cara cambió de un color rosado a un blanco, tipo paquete de harina 0000.
Perdí el avión, perdí mi primer día de clases, perdí plata, perdí tiempo. "Ah, pero que experiencia inolvidable... perder un avión, eso no se paga con nada, son cosas que hay que vivir". Espero que a nadie se le ocurra pensar semejante disparate.
Ustedes se preguntarán el porqué de esta llegada tarde. Muy sencillo. Si uno va a Dublín tiene que reparar en que la gente toma cerveza a toda hora, en todo lugar, y de ser necesario, corta las calles, hace colapsar el tránsito y no repara en toda aquella persona que no esté haciendo lo mismo que él, es decir: tomando cerveza y gritando. Sumado a esto, había aquel domingo de septiembre una final de football, según pude ver en los diarios y por el fervor de la gente, era muy importante. No era nuestro fútbol, era una mezcla de fútbol americano y rugby.
Toda esa marea humana, teñida de verde y rojo iba a la cancha, cerveza en mano y bandera en alto. Las calles casi cortadas por esa masa uniforme y exaltada hacían temblar a un Dublín soleado y que ya a esa hora del mediodía, olía a espuma de cerveza.
El bendito aircoach, un colectivo azul que pasa cada media hora, tardó en llegar al aeropuerto 1 hora y diez, cuando en días normales le pone 40 minutos con viento en contra y "vasos de cerveza per cápita" a favor.
Ese margen de media horita nos jugó en contra. Ahora que ya se me pasó la bronca, brindo por los borrachos de Dublín, por aquel partido de fútbol, y por ese vuelo 1734 que se fue sin mí.
Salud dublineses y la p.... m.... que... arió.