“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas.”
FABIAN POLOSECKI (1964-1996)

domingo, 6 de enero de 2008

Final del juego




“Nadie es indispensable. Yo puedo vivir sin vos, y vos también podes hacerlo sin mí. Somos absolutamente prescindibles. Sólo tenés que aceptarlo.”
Sus palabras cayeron como un disparo de plomo, certero, doloroso, justo en el blanco.
Balbuceé tres palabras inconsistentes: “Pero... creo que...”. Hubo un silencio intenso, luego convertido en un sonido latoso insoportable. Volvió con su tiro efectista. “Ya no somos nada, mientras duró fue lindo, pero se acabó todo. Espero que lo puedas entender, yo no tengo más nada para decirte.” Colgó. Estaba convencido de que sería la última vez que escucharía su voz. Busqué una foto de ella, la acaricié, la doblé, le dibujé un corazón al dorso, la rompí en cuatro pedazos. ¿Qué pasa cuando se hace juguete el amor? me preguntaba, posiblemente se pierden las ganas de amar, me contestaba, como un autómata sumiso a su propio pensamiento. Cuando el amor cambia de estado, y pasa de lo idílico a lo lúdico, las barreas se diluyen y ya casi no hay espacio para reclamos pretéritos. Se transforma de repente en algo descartable, obsoleto, como un mapa viejo manchado de café. Juego a tirar los dados, imaginando encontrar su rostro en algún pueblo perdido de ese mapa que huele a naftalina. Todavía se identificaba la sonrisa de ella, apenas unos dientes blancos pugnaban por sobrevivir a tanta bronca adolescente. La sonrisa desapareció de golpe, en un rápido forcejeo entre mis propios dedos arrojé los restos a la basura. Sentí un dolor en el pecho, una angustia en el alma, una grieta en las tripas. Se me vino de repente una imagen con gusto a lágrima, con olor a nostalgia. Era ella otra vez. El contraste fue atroz. Un ángel vestido de mina y un tipo convertido en un trapo de piso, como una función de títeres, donde el amor maneja los hilos de una marioneta eterna, de un infeliz contento, de un juego sin retorno.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

si lo escribiste vos, muy bueno..me encantó..y sino también.

Ferdydurke dijo...

Estimado/a anónimo: Si bien comparto el principio cartesiano de dudar como método, en este caso permítame hacerle una aclaración: Todo lo que se publica en este blog, salvo especificación contraria es de mi autoría.
Me alegro que le haya gustado.
Saludos.